A continuación, explicaré una de las leyes más conocidas en la ciencia económica, la Ley de Rendimientos Decrecientes, una ley con base más empírica que matemática, y que fue enunciada por primera vez por el economista fisiócrata Jacques Turgot allá por finales del siglo XVIII. Viene a decir que, cuando se añaden sucesivas unidades de un factor variable a una determinada cantidad de factor fijo, los incrementos en la cantidad producida son cada vez menores pudiendo llegar a ser negativos. De esta definición podemos deducir que, puesto que alguno de los factores es fijo, es una ley enmarcada en el corto plazo.
Supondremos el caso de una explotación agrícola donde, continuando con nuestro modelo simplificado, solo se emplean dos factores de producción: uno fijo, la superficie cultivable (N) y uno variable, el trabajo (L). Por tanto:
PTF=f(N,L) donde PTF es Producto Total Final
Representaré esta función de producción dependiente únicamente del factor variable ampliando dicha representación para incluir las de la productividad marginal y el producto medio. Recordando la definición de cada una de ellas:
- Productividad marginal: Variación en la producción provocada por la última unidad de factor trabajo añadida al proceso.
- Producto medio: Cantidad producida de media por cada unidad de factor trabajo.
Cuando nadie trabaja la tierra (L=0) la producción es 0, de ahí que la función PTF parta del origen de coordenadas. A medida que se incorporan los primeros trabajadores la producción aumenta a un ritmo, menor al principio, pero cada vez más rápido. El supuesto subyacente podría ser que, cuando son muy pocos trabajadores, están demasiado dispersos. Sin embargo, cuando son más, pueden dividir el trabajo, especializarse, etc, y por ello, la producción comienza a aumentar cada vez a mayor ritmo, lo que gráficamente se manifiesta en una pendiente de la curva cada vez mayor. Llega un momento, cuando se incorpora tercer trabajador, en el que el ritmo de crecimiento de la producción se ralentiza con la incorporación de nuevos trabajadores. Ha entrado en juego la Ley de Rendimientos Marginales Decrecientes y por tanto la curva vuelve a hacerse menos inclinada. Podemos ver que ese nivel corresponde con el máximo de la función de producción marginal en la gráfica.
Un segundo punto de interés para el productor es el óptimo técnico, cuando el producto medio alcance su máximo y por tanto se iguale al producto marginal.
El tercer punto de gran interés es el llamado máximo técnico. El producto marginal venía siendo cada vez menor debido a la ley de rendimientos marginales decrecientes, pero acaba por igualarse a 0, identificando el momento en el que la producción alcanza su límite máximo, a partir del cual, la incorporación de nuevos trabajadores no hará más que reducir la producción total final.
El óptimo y máximo técnico ayudan a identificar 3 etapas o regiones en la gráfica acerca de la contratación de trabajadores. Una primera que abarcaría el nivel de empleo hasta el óptimo técnico en la que cualquier empresario o productor no dudaría en incorporar nuevos trabajadores puesto que cada nueva contratación aumenta la productividad media.
La segunda etapa se sitúa entre el nivel de contratación del óptimo técnico y el del máximo técnico, en la que el productor debe situarse, pero donde deberá tener en cuenta otros factores a la hora de decidir si contratar o no. La tercera etapa abarca desde el máximo técnico en adelante, en la que no se situará ningún empresario bajo el supuesto de racionalidad, puesto que aumentar la cantidad de recursos empleados sería contraproducente.
Thomas Robert Malthus advirtió que la ley de rendimientos decrecientes tendría implicaciones catastróficas para la humanidad. En su “Ensayo sobre principio de población” de 1798, manifestaba que, mientras que la población crece en progresión geométrica, la producción de alimentos solo lo hace de forma aritmética, por lo era inevitable el colapso. Afortunadamente, algunos factores han, al menos demorado, el anunciado colapso. Por un lado, la tasa de crecimiento de la población tiende a desacelerarse en los países desarrollados. Por el otro, las mejoras tecnológicas han incrementado de forma extraordinaria la productividad de los cultivos y la producción de alimentos en general. Sin embargo, este es un debate que se ha reabierto con vigor en los últimos años de la mano de corrientes de pensamiento limitacionista o del movimiento decrecentista, con Serge Latouche o Carlos Taibo como máximos exponentes. Advierten, entre otras cosas, de la excesiva dependencia del petróleo para mantener los niveles de productividad en la producción de alimentos y, de nuevo, advierten del inevitable colapso con su previsto agotamiento.