Las externalidades son una de las causas más comunes de los fallos del mercado. ¿Qué significa esto? Significa que el mercado, por sí solo, no es capaz de asignar los recursos de forma eficiente, es decir, de maximizar el bienestar social.
Una externalidad es una situación en la que la actividad económica de un agente económico afecta al bienestar de otro agente, sin que haya una compensación entre ellos. Por ejemplo, si una fábrica emite gases contaminantes al aire, está afectando negativamente a la salud de las personas que viven cerca, sin que estas reciban ninguna compensación por el daño que sufren. Esta es una externalidad negativa. Por el contrario, si una persona planta flores en su jardín y embellece el paisaje, está afectando positivamente al bienestar de sus vecinos, sin que estos le paguen nada por el beneficio que reciben. Esta es una externalidad positiva.
Las externalidades provocan que el mercado no refleje el verdadero coste o beneficio social de las actividades económicas. En el caso de las externalidades negativas, el coste social es mayor que el coste privado, es decir, el que asume el agente que realiza la actividad. Por ejemplo, el coste social de producir un bien que contamina incluye el coste privado de los recursos y factores productivos utilizados más el coste ambiental y sanitario que se genera. Sin embargo, el mercado solo tiene en cuenta el coste privado, solo tiene en cuenta los costes que ha asumido la empresa, lo que hace que se produzca más cantidad de lo óptimo desde el punto de vista social.
En el caso de las externalidades positivas, ocurre lo contrario: el beneficio social es mayor que el beneficio privado, es decir, el que obtiene el agente que realiza la actividad. Por ejemplo, el beneficio social de vacunarse contra una enfermedad incluye el beneficio privado de protegerse uno mismo más el beneficio colectivo de evitar contagios. Sin embargo, el mercado solo tiene en cuenta el beneficio privado, lo que hace que se produzca menos cantidad de lo óptimo desde el punto de vista social.
¿Qué ejemplos de externalidades podemos encontrar en la actualidad? Algunos de los más relevantes son:
- La contaminación atmosférica: como hemos visto, las emisiones de gases contaminantes generan un coste social que no es asumido por los agentes que las producen. Esto hace que se incentive el uso de combustibles fósiles y se desincentive el uso de energías renovables. Una posible solución a este problema es establecer impuestos o tasas a las emisiones o crear mercados de derechos de emisión.
- La educación: la educación genera un beneficio social que no es captado por los agentes que la reciben o la proveen. Esto hace que se invierta menos en educación de lo deseable para la sociedad. Una posible solución a este problema es subvencionar la educación o proveerla públicamente.
- La investigación y el desarrollo: la investigación y el desarrollo generan un beneficio social que no es captado por los agentes que los realizan o los financian. Esto hace que se invierta menos en innovación de lo deseable para la sociedad. Una posible solución a este problema es subvencionar la investigación y el desarrollo o proveerlos públicamente.
- La vacunación: como hemos visto, la vacunación genera un beneficio social que no es captado por los agentes que se vacunan o los proveen. Esto hace que se vacune menos de lo deseable para la sociedad. Una posible solución a este problema es subvencionar la vacunación o proveerla públicamente.
Como podemos ver, las externalidades son un fenómeno muy importante en la economía y en la sociedad. Por eso, es necesario conocerlas y entenderlas para poder corregir los fallos del mercado y mejorar el bienestar social.
Resumiendo, las externalidades son los efectos positivos o negativos para la sociedad que se originan como consecuencia de la producción o el consumo de bienes o servicios y que no vienen contemplados en el precio. Podemos distinguir dos tipos:
- Externalidades de producción. Aquellas que se originan con el propio proceso de producción de determinados bienes o servicios. Pueden ser, a su vez, positivas si generan un beneficio social, o negativas, si lo que provocan es un perjuicio o coste social. Imaginemos una macro granja porcina. ¿Pagaremos el filete de cerdo más caro para compensar la pestilencia que soportan las personas que viven en las cercanías de la granja? No lo creo. Es, por lo tanto una externalidad negativa de producción.
- Externalidades de consumo. Aquellas provocadas por el consumo de los bienes o servicios. De nuevo pueden ser positivas o negativas. Si yo me vacuno contra la gripe genero un beneficio social puesto que freno la transmisibilidad del virus y reduzco el contagio a mis personas cercanas. Sin embargo, si fumo en una terraza de un bar, generaré un perjuicio a la salud y comodidad de la gente que me rodea. Ni el beneficio social que genero al vacunarme supondrá un descuento en el precio que pago por la vacuna, ni pagaré mi bebida en la terraza más cara para compensar el perjuicio que genero en el resto de clientes. Son consideradas, por esta razón, externalidades.
¿Qué puede hacer el Estado? ¿Debe intervenir?
El mercado no da respuesta a estas externalidades, puesto que no son consideradas en la determinación de los precios ni por tanto en las cantidades que en este se intercambian. Entra de nuevo en juego el papel de la intervención estatal buscando, de un lado, incentivar aquellas actividades económicas que generen impacto sociales positivos (con subvenciones por ejemplo), y desincentivar aquellas actividades que generen un perjuicio o coste social (con impuestos o regulaciones).
En el caso concreto de la contaminación ambiental, el Estado puede utilizar varios instrumentos para tratar de reducir o eliminar las externalidades. Las más importantes son tres:
- Umbrales máximos: consiste en determinar unos límites que marcan la máxima contaminación que una empresa está autorizada a causar. Si se pasa, hay sanción.
- Impuestos unitarios: es una cantidad que se paga en concepto de impuesto directamente relacionada con lo que se contamina. Por ejemplo, por cada kilo de dióxido de azufre emitido al aire se debe pagar 0,50 euros.
- Licencias de contaminación: a determinadas empresas se les exige una licencia en la que se especifica el límite de visión de las sustancias contaminantes, el lugar, el periodo de vigencia…
Todas estas medidas de política medioambiental no previenen la contaminación, sino que la aceptan como un mal menor. Para prevenirla la única alternativa es que la sociedad sea consciente de que es responsabilidad de todos evitar el deterioro medioambiental.
¿Has visto Story of Stuff? ES un breve documental explicando el origen de las cosas que a menudo consumimos y el funcionamiento del sistema productivo global. Uno de los aspectos que toca es precisamente la existencia de las externalidades. Espero que te guste y te ayude a conectar lo que puedas haber aprendido de este artículo con la realidad. Aquí te lo dejo.