Imagina que organizas una fiesta a escondidas en tu habitación del hotel en Chiclana, donde pasarás la noche como parte del viaje de fin de curso. En ella, algunos invitados llegan con los bolsillos llenos de dinero, dinero que no necesitan gastar de inmediato (los ahorradores), mientras que otros llegan con grandes ideas y proyectos, pero con los bolsillos vacíos (los deudores). El problema es que los que tienen dinero no saben en quién confiar para prestarlo, y los que lo necesitan no tienen a quién pedírselo directamente. Aquí es donde entra en escena el sistema financiero, ¡el maestro de ceremonias de la fiesta! Su tarea es unir a ambas partes para que los recursos fluyan de manera eficiente. Definamos cada uno de estos agentes con un lenguaje algo más formal:
- Ahorradores. Son personas que tienen más ingresos que gastos y pueden prestar estos ahorros si tienen la seguridad de que podrán recuperarlo con intereses cuando lo necesiten.
- Deudores. Son personas que tienen más gastos que ingresos y necesitan dinero para llevar a cabo sus actividades.
Prestarse dinero unos a otros plantearía algunos problemas:
- Si un ahorrador se planteara prestar su dinero directamente a otra persona, le costaría bastante encontrar a alguien que le inspirara la suficiente confianza.
- Puede que una persona necesite el dinero durante 10 años y yo solo se lo quiera prestar durante 2 años. Para solucionar este problema surgió el sistema financiero.
Los bancos, los mercados de valores y otras instituciones actúan como los organizadores de la fiesta, asegurándose de que los ahorradores puedan prestar su dinero con confianza y que los deudores lo reciban en condiciones adecuadas para devolverlo. Los ahorradores ganan intereses y los deudores pueden hacer realidad sus proyectos.
En definitiva, la función más importante, que no la única, del sistema financiero, es canalizar los excedentes financieros de los agentes económicos que ahorran hacia aquellos otros que tienen déficits y necesitan financiación. Si te das cuenta, es como si los intermediarios financieros (como un banco) estuvieran alquilando el dinero a los ahorradores a cambio de un interés. Luego los intermediarios cogen ese dinero para prestárselo a otros a un interés mayor. Un negocio bastante redondo. Últimamente, la economía colaborativa y el desarrollo tecnológico, están posibilitando fórmulas alternativas para esa canalización de recursos. Este es el caso, por ejemplo, del conocido como el micromecenazgo, más conocido como crowdfunding.
Además, el sistema cumple también con las siguientes funciones:
- Servir de sustento del sistema de pagos, para que estos se puedan llevar a cabo de forma eficiente, segura y rápida,
- Aportar financiación a aquellos proyectos que cuenten con la viabilidad necesaria para ponerse en marcha.
- La aplicación de los instrumentos y herramientas de la política monetaria por la autoridad competente.