Las economías de escala se refieren al hecho de que al aumentar el volumen de producción de un bien o servicio, se pueden reducir los costos medios o costes unitarios, lo que se traduce en una mayor eficiencia y rentabilidad.
En el caso del transporte marítimo, las economías de escala se han basado principalmente en el aumento del tamaño de los buques portacontenedores, que ha pasado de unos 3.000 TEU (unidad equivalente a un contenedor de 20 pies) en los años 80 a más de 20.000 TEU en la actualidad. El buque más grande del mundo es el HMM Algeciras, con una capacidad de 23.964 TEU, que opera entre Asia y Europa.
El objetivo de esta estrategia ha sido siempre aprovechar la mayor capacidad de carga para transportar más contenedores por viaje, lo que reduce los costos operativos y de combustible por TEU. Además, al tener menos buques en circulación, se disminuyen los costos de mantenimiento y se optimiza la gestión de la flota.
Las economías de escala han permitido a las compañías navieras mejorar su competitividad y ofrecer tarifas más bajas a sus clientes, lo que ha impulsado el comercio internacional y el crecimiento económico. Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), el transporte marítimo representa el 80% del comercio mundial por volumen y el 70% por valor.
Sin embargo, esta estrategia también tiene sus inconvenientes y limitaciones, que se han hecho más evidentes en los últimos años. Algunos de estos problemas son:
- Exceso de capacidad: El aumento del tamaño de los buques ha superado la demanda real del mercado, lo que ha generado una sobreoferta de espacio que ha presionado a la baja las tarifas y ha reducido los márgenes de beneficio de las navieras. La crisis del COVID-19 ha agravado esta situación, al provocar una caída del comercio mundial y una menor demanda de transporte marítimo que, en contra de lo que uno podría esperar en primera instancia, provocó que los precios del transporte se dispararan para cubrir el incremento de los costes medios ante la caída de las contrataciones de transporte.
- Adaptación de los puertos y terminales: El incremento del tamaño de los buques requiere que los puertos y terminales dispongan de infraestructuras adecuadas para recibirlos y atenderlos, como calados suficientes, muelles amplios, grúas de gran alcance y capacidad de almacenamiento. Esto implica inversiones elevadas y complejas, que no todos los puertos pueden asumir o rentabilizar.
- Congestión y demoras: El uso de buques más grandes implica que llegan más contenedores al mismo tiempo a los puertos, lo que genera cuellos de botella y retrasos en las operaciones de carga y descarga. Esto afecta a la eficiencia y la puntualidad del servicio, así como a la satisfacción de los clientes. Además, los buques más grandes tienen que permanecer más tiempo en los puertos, lo que les obliga a aumentar su velocidad en el mar para cumplir con los tiempos de tránsito, lo que incrementa el consumo de combustible y los costos operativos.
- Concentración y alianzas: El aumento del tamaño de los buques ha impulsado la consolidación y concentración del sector marítimo, donde las cuatro principales líneas navieras tienen una cuota de mercado de casi el 60%. Estas navieras han formado alianzas globales para compartir espacio en sus buques y optimizar sus rutas, lo que les permite reducir costos y aumentar su poder de negociación. Sin embargo, esto también reduce la competencia y la diferenciación en el mercado, lo que puede perjudicar a los clientes y a los operadores más pequeños.
- Impacto ambiental: El aumento del tamaño de los buques también tiene consecuencias negativas para el medio ambiente, al generar más emisiones de gases de efecto invernadero, ruido, residuos y contaminación marina. La Organización Marítima Internacional (OMI) ha establecido normas y regulaciones para reducir el impacto ambiental del transporte marítimo, como la limitación del contenido de azufre en el combustible o la introducción de medidas de eficiencia energética. Estas normas suponen un desafío para las navieras, que tienen que adaptar sus buques y sus operaciones para cumplir con ellas.