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Los activos financieros: tipos y características

Los activos financieros: tipos y características

Los activos financieros: tipos y características

Un activo financiero es algo que representa dinero o un derecho sobre dinero en el futuro. No es un objeto físico como un coche o una casa, sino un contrato o documento que indica que alguien recibirá un pago.

Imagina que tienes 100 euros ahorrados y los prestas a tu amigo Javier porque quiere comprar una bicicleta nueva. Para asegurarte de que te devolverá el dinero, acordáis que en tres meses te devolverá los 100 euros más 10 euros de interés. En este caso, el préstamo que le hiciste es un activo financiero, porque tienes el derecho a recibir un pago en el futuro.

Ahora, si en vez de prestarle el dinero directamente a Javier, lo depositas en un banco, el banco usará tu dinero para prestar a otras personas y, a cambio, te dará intereses por tu ahorro. Ese depósito bancario también es un activo financiero.

Dicho de un modo más formal: un activo financiero es un instrumento que representa un derecho sobre los activos reales de un emisor y el efectivo que estos generen. A diferencia de los activos tangibles, como una casa o un coche, los activos financieros no tienen un valor físico, sino que su valor proviene de un contrato o acuerdo entre las partes.

Los activos financieros tienen tres características fundamentales:

  • Liquidez: Capacidad de convertir el activo en dinero sin sufrir pérdidas significativas. Los inversores que necesitan acceso rápido a su dinero prefieren activos financieros con alta liquidez, como cuentas de ahorro o acciones de empresas grandes. Por otro lado, quienes pueden esperar más tiempo para obtener beneficios pueden optar por activos menos líquidos, como bienes raíces o bonos a largo plazo, que suelen ofrecer mayor rentabilidad.
  • Rentabilidad: La recompensa que recibe el poseedor del activo por invertir su dinero. La rentabilidad es clave en la elección de activos. Los inversores buscan maximizar sus ganancias, pero deben equilibrar esto con el riesgo. Por ejemplo, las acciones de empresas emergentes pueden ofrecer altos rendimientos, pero también tienen mayor incertidumbre. En cambio, los bonos gubernamentales suelen tener rentabilidad baja pero estable, lo que los hace atractivos para quienes buscan seguridad.
  • Riesgo: Probabilidad de que el emisor no cumpla con sus compromisos de pago. A mayor riesgo, generalmente mayor rentabilidad. El nivel de riesgo que un inversor está dispuesto a asumir determina qué activos elige. Los inversores conservadores prefieren activos de bajo riesgo, como depósitos bancarios o deuda pública de países estables. En cambio, los inversores más arriesgados pueden optar por activos volátiles, como criptomonedas o acciones de startups, con la esperanza de obtener altas ganancias.

Las tres características fundamentales de los activos financieros (liquidez, rentabilidad y riesgo) están estrechamente relacionadas y afectan la manera en que los inversores toman decisiones. Vamos a ver cómo se conectan:

1. Relación entre liquidez y rentabilidad.

La liquidez es la facilidad con la que un activo puede convertirse en dinero sin perder valor. En general, los activos más líquidos, como el dinero en efectivo o las cuentas de ahorro, suelen ofrecer baja rentabilidad, porque el riesgo es mínimo. Por otro lado, los activos menos líquidos, como los bienes raíces o los bonos a largo plazo, pueden ofrecer mayor rentabilidad, ya que los inversores están dispuestos a aceptar una menor disponibilidad de su dinero a cambio de mayores ganancias.

2. Relación entre riesgo y rentabilidad

Existe una regla básica en finanzas: a mayor riesgo, mayor rentabilidad esperada. Los activos financieros con alto riesgo, como las acciones de empresas emergentes o los bonos de países con economías inestables, suelen ofrecer mayores rendimientos para compensar la posibilidad de pérdida. En cambio, los activos de bajo riesgo, como los bonos gubernamentales o los depósitos bancarios, ofrecen rentabilidades más bajas, porque la probabilidad de pérdida es mínima.

3. Relación entre liquidez y riesgo

Los activos más líquidos suelen tener menos riesgo, porque pueden venderse rápidamente si el inversor necesita recuperar su dinero. Por ejemplo, una acción de una empresa grande y estable que cotiza en bolsa es muy líquida y tiene un riesgo relativamente bajo. En cambio, un activo poco líquido, como una inversión en una empresa privada, puede ser más riesgoso porque no se puede vender fácilmente si la situación financiera cambia.

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