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Los sistemas económicos

Los sistemas económicos

Los sistemas económicos

Por sistemas económicos se conoce al conjunto de relaciones básicas, técnicas e instituciones que caracterizan la organización económica de la sociedad, es decir, son las formas en que las sociedades organizan la producción, distribución y consumo de los bienes y servicios que satisfacen sus necesidades y de esta forma dar respuesta a las tres preguntas básicas de las que ya hablé en este otro artículo. Existen diferentes tipos de sistemas económicos según el grado de intervención del Estado:

  • Sistema de economía de mercado
  • Sistema de planificación centralizada
  • Sistema de economía mixta

Podemos decir que estas tres alternativas son opciones dentro de un espectro que va desde el liberalismo al intervencionismo, es decir, de dejar que la economía se rija por las dinámicas del mercado y el libre intercambio de los bienes y recursos al control total mediante la intervención de una autoridad central. A continuación los explico con un poco más de detalle destacando las principales características de cada uno de ellos.

Sistema de economía de mercado

Este es un sistema basado en la propiedad privada y en el que la coordinación de la actividad económica y de las decisiones de producción y consumo recaen sobre el mercado, en el que se negocian e intercambian los distintos bienes y servicios, así como los recursos productivos. Recuerda el modelo del flujo circular de la renta. Estas ventas se realizan a cambio de un precio que se determinará a través del equilibrio entre la oferta y la demanda del bien, servicio o recurso productivo en cuestión.
Este sistema está basado en las ideas económicas del liberalismo, con Adam Smith a la cabeza, por lo que es el mercado y el sistema de precios el que responde a las cuestiones básicas, recordemos, qué, cómo y para quién producir.

¿Cómo funciona el sistema de precios? Actúa como un sistema de información que da señales a los agentes económicos de forma que, cuando los consumidores desean un bien, aumentan las ventas y los precios, así como las expectativas de beneficio de los productores, lo que les anima a poner en uso mayores cantidades de recursos en la producción de dicho bien. De esta, forma el mercado se convierte en el agente coordinador de la actividad económica decidiendo en qué y cómo se emplean los recursos disponibles.
Fue está capacidad del mercado para seleccionar la combinación deseable de producción, la que impresionó tanto a Adam Smith que proponía, renovando las propuestas fisiocráticas del “laissez faire, laissez passer”, reducir la interferencia de los Estados, al considerar que el mercado es un mecanismo eficiente para decidir qué bienes deben producirse, cómo deben producirse e incluso, los salarios que debían pagarse. Smith habla de una suerte de “mano invisible” que canaliza los deseos egoístas individuales a través del mercado y que tiene como resultado una situación deseable socialmente. Lo resume en su famosa cita en La riqueza de las naciones:

“No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o el panadero la que nos procura el alimento, sino la consideración de su propio interés. No invocamos sus sentimientos humanitarios sino su egoísmo; ni les hablamos de nuestras necesidades sino de sus ventajas.”

Y es que esta visión asume el comportamiento racional de los agentes económicos: el afán del productor por maximizar el beneficio y el de los consumidores por maximizar su satisfacción les llevará, guiados por las señales que dan los precios, a tomar sus decisiones de oferta y de demanda, respectivamente. Los consumidores se verán atraídos por los bienes baratos para satisfacer sus necesidades, y los productores, competirán por conseguir ventas organizando su producción de la forma más eficiente posible para ser capaces de ofrecer menores precios. Se verán obligados a innovar para sobrevivir y no ser víctimas de la “destrucción creadora”, en palabras de Schumpeter, que establece una suerte de selección natural llevando a que solo sobrevivan empresas que innovan y se adaptan alcanzando niveles superiores de eficiencia.

Por lo tanto, en este sistema serán los demandantes con sus decisiones los que decidan qué producir, dado que las empresas buscan obtener el máximo beneficio posible y venderán aquellos productos que el comprador demande. Es lo que se conoce como soberanía del consumidor.
Los productores serán los encargados de determinar el cómo producir, dado que intentarán utilizar los métodos de fabricación más eficientes económicamente y que por tanto impliquen menores costes, para poder obtener el máximo beneficio.
Y por último, el para quién, el cómo se distribuyen los rendimientos de la producción entre los miembros de la sociedad, vendrá determinado por las rentas de equilibrio en los mercados de factores productivos.

Desde un punto de vista histórico, son pocos los países que han tenido un sistema de economía de mercado “puro”, aunque existen algunos ejemplos, como la Inglaterra del siglo XIX, en plena Revolución Industrial. Es habitual que se identifique al sistema de mercado como el Capitalismo, aunque no son exactamente lo mismo. En todo caso, este sistema se desarrolló a partir de la Revolución Industrial del siglo XVIII y se expandió por todo el mundo con la globalización.

Sistema de planificación centralizada

Está inspirado en la forma organizativa del intervencionismo. Una autoridad central se encargará de tomar las decisiones económicas y de responder a las tres preguntas básicas. Para que el Estado pueda llevar a cabo las actividades de producción y distribución, tiene que ser el propietario, o al menos controlar, los sistemas productivos y de distribución.

Es habitual ver en prensa o en algunos manuales de economía que se confunde comunismo o socialismo con planificación centralizada. En términos generales, el socialismo es un sistema económico y político que busca la igualdad social y la eliminación de la propiedad privada. Por otro lado, la planificación centralizada es un método de organización económica en el que el gobierno o una entidad central planifica y controla la producción y distribución de bienes y servicios. Aunque la planificación centralizada puede ser una herramienta utilizada por el socialismo para lograr sus objetivos, no son lo mismo. El socialismo puede ser democrático o autoritario, y la planificación centralizada puede ser utilizada en ambos sistemas. En resumen, la planificación centralizada es un método de organización económica, mientras que el socialismo es un sistema económico y político más amplio que puede incluir la planificación centralizada como una herramienta para lograr sus objetivos.

En todo caso en este sistema de planificación centralizada, el Estado será el encargado de decidir qué producir. Elegirá los bienes y servicios que estime oportunos para satisfacer las necesidades de la población. Tendrá que moverse dentro de su frontera de posibilidades de producción y elegir que bienes y servicios producir.

Además llevará a cabo la función de cómo producir. Se fijarán objetivos productivos para toda la fase de producción y se intentará ser lo más eficiente posible. Normalmente se usan todos los recursos productivos, es decir, todo el empleo disponible, aunque no siempre se use eficientemente. Mientras que en un sistema de mercado la eficiencia es una cuestión de vida o muerte para la empresa, en un sistema de autoridad central no son tan fuertes los incentivos para elegir la forma de producción más eficiente.

Determinas el parar quién producir es también una decisión en manos de la autoridad central. Haciendo uso de esa autoridad, el reparto de bienes se realizará en base a sus criterios éticos o morales. Si nos encontramos en un régimen comunista, el Estado intentará realizar un reparto de bienes y servicios equitativo y satisfacer el máximo número de necesidades de los ciudadanos. Si nos encontramos ante un orden social con tintes feudales o más estratificado en clases, la autoridad puede establecer un reparto no tan equitativo sino en función de los privilegios de cada estrato social.

Para llevar a cabo este reparto de los bienes y servicios producidos habitualmente se han utilizado dos sistemas:

  • Cartillas de racionamiento: Se entrega a cada ciudadano una cartilla donde se le asignan los productos que obtendrá durante un periodo de tiempo. El problema de este tipo de sistema es que necesita un gran aparato burocrático para llevarlo a cabo y además, habrá individuos que no puedan satisfacer sus necesidades con los productos que han obtenido y otros a los que les sobren ciertos artículos. Esta es la razón por la que suele surgir el denominado “mercado negro” donde los particulares puede conseguir determinados artículos a un alto coste.
  • Precios tarifados: El Estado fija los precios máximos y mínimos de los artículos, de manera que se garantiza un bajo precio para los productos básicos. El problema puede surgir si el Estado no es preciso o es lento a la hora de identificar los productos básicos que necesitan los ciudadanos en cada momento.

Durante el siglo XX varios países implantaron este tipo de sistema económico, como por ejemplo la URSS o Cuba, en el ámbito del comunismo, o en la Alemania nazi e Italia facista. El principal motivo era paliar las desigualdades en la distribución de la renta que provocaba el sistema de economía de mercado y buscar satisfacer las necesidades básicas (alimento, educación etc) de todos los ciudadanos. Sin embargo, en su aplicación práctica se observaron algunos inconvenientes que veremos más adelante.

Sistema de economía mixta

El keynesianismo es una teoría económica propuesta por John Maynard Keynes, que surgió como respuesta a la Gran Depresión de 1929, que a su vez fue una consecuencia de los desmanes y desequilibrios generados tras una época de auge, los conocidos como felices años 20. Keynes cuestionó la capacidad del mercado para autorregularse y volver al equilibrio tras un shock de oferta o de demanda, tal como defendían los economistas de corte clásico imperantes hasta ese momento. Las dudas de Keynes se vieron confirmadas con el Crack del 29 y los duros años que vinieron después para la economía estadounidense.

Y es que el keynesianismo tuvo su auge durante las décadas de 1930 y 1940, cuando muchos países adoptaron políticas fiscales y monetarias expansivas para estimular el crecimiento y el empleo. Puede decirse que estos son los inicios de la Economía Mixta de Mercado que vio respaldo teórico en las propuestas de Keynes.

Un cacho de cultura …keynesianismo

La economía mixta de mercado es un sistema que reconoce el valor de las fuerzas del mercado para asignar los recursos de forma eficiente, pero también admite la necesidad de una intervención estatal en algunos casos, como la provisión de bienes públicos, la corrección de externalidades, la redistribución de la renta o la estabilización macroeconómica. Los que acabo de mencionar son los llamados Fallos del Mercado y los trataremos en un siguiente artículo. Dicho de otra forma, la economía mixta de mercado asigna el rol al Estado de llegar donde el mercado no llega, de cubrir las carencias del mercado sin renunciar a sus grandes ventajas tanto por su automatismo como por los incentivos que genera. La economía mixta de mercado busca un equilibrio entre la libertad económica y la justicia social.

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