Como ya tratábamos en este otro artículo, los sistemas económicos son una respuesta organizativa frente a la escasez. Establece la forma en que se coordina la actividad económica para satisfacer las necesidades de la sociedad y determina a qué dedicamos los recursos de que disponemos, qué producimos, cómo lo hacemos y para quién. En esto otro artículo hemos tratado los más importantes, pero hay que recordar que no son los únicos y sobre todo, y tal como veremos, no hay ninguno perfecto. Analizaremos aquí las principales fortalezas y debilidades de cada uno de los sistemas tratados.
Del sistema de planificación centralizada …
Recordemos que la planificación centralizada es un sistema económico en el que el gobierno o autoridad central toma todas las decisiones sobre la producción y distribución de bienes y servicios, interviene sobre la asignación de los recursos productivos. Esa autoridad central establece un plan económico que determina qué producir, cómo producir y para quién producir. El objetivo de este sistema es lograr una distribución equitativa de los recursos y evitar los problemas del mercado, como el desempleo, la inflación o la desigualdad. Es un sistema que presenta algunas fortalezas, como son:
- La capacidad de orientar el desarrollo y emplear todos los recursos hacia objetivos estratégicos como puedan ser la defensa nacional o la protección del medioambiente.
- La posibilidad de coordinar la producción a nivel nacional y evitar despilfarro de recursos. La autoridad central puede asignar los recursos según las prioridades sociales y no según el beneficio privado.
- La capacidad de controlar los precios y los salarios para evitar la inflación y garantizar el poder adquisitivo de la población. El gobierno puede fijar precios máximos y mínimos para los bienes y servicios esenciales, así como establecer salarios justos para los trabajadores.
- La eliminación de la competencia desleal y los monopolios que pueden perjudicar a los consumidores y a los productores. El gobierno puede regular la entrada y salida de empresas en el mercado, así como evitar prácticas abusivas o fraudulentas.
- Puede llevar a cabo una distribución igualitaria de la renta y la riqueza entre la población puesto que interviene en la determinación tanto de los precios como de las rentas de los factores productivos al tiempo que puede permitir un acceso homogéneo a la satisfacción de las necesidades básicas como educación, sanidad o vivienda.
Pero también presenta algunas debilidades bien conocidas, entre las que podemos encontrar:
- La falta de incentivos para la innovación y la mejora de la calidad y la eficiencia. Al no haber competencia ni beneficios privados, las empresas carecen de motivación para introducir nuevos productos, procesos o tecnologías que aumenten su productividad o satisfagan mejor las necesidades de los consumidores. Esta falta de incentivos también afecta al emprendimiento y a los trabajadores, que no ven una recompensa por una mayor dedicación o desempeño en sus trabajos.
- La menor innovación se traduce en menor crecimiento, aunque muchos economistas empiezan a ver el crecimiento como algo no tan positivo. Es el caso de la escuela Decrecentista.
- La dificultad para adaptarse a los cambios del mercado, a los cambios tecnológicos y a las preferencias de los consumidores. Al depender de un plan económico rígido, las empresas no pueden responder rápidamente a las variaciones de la demanda o a las oportunidades de negocio que surjan. Además, al no haber precios de mercado, se pierde la información sobre la escasez y el valor relativo de los bienes y servicios.
- La generación de ineficiencias e ineficacias en la asignación de recursos. Al no haber mecanismos de mercado que equilibren la oferta y la demanda, se pueden producir excesos o faltas de producción que generen desperdicios o escaseces. Asimismo, al no haber criterios de rentabilidad, se pueden realizar inversiones innecesarias o insuficientes que afecten al crecimiento económico. A esto hay que sumar el inmenso aparato burocrático necesario para gestionar la información económica, para captar las señales sobre las necesidades y preferencias de los consumidores o dificultades y carestía de recursos de los productores.
- La pérdida de libertad económica y política de los agentes. Al ser el gobierno quien toma todas las decisiones económicas, se limita la autonomía y la iniciativa de las empresas y los consumidores. Además, al concentrar todo el poder económico en el Estado, se puede generar un riesgo de corrupción, burocracia o autoritarismo.
Aquí tienes algunos ejemplos reales presentes y pasados de países que han adoptado o adoptan un sistema económico de planificación centralizada por si quieres saber un poco más: :
- La Unión Soviética (1922-1991). Fue el primer país en implementar un sistema económico socialista basado en la planificación centralizada. Bajo el liderazgo de Lenin y Stalin, el gobierno soviético estableció planes quinquenales que determinaban las metas económicas del país. El sistema permitió un rápido desarrollo industrial y agrícola, pero también generó problemas como la colectivización forzosa, las hambrunas, las purgas políticas y el estancamiento económico.
- China (1949-1978). Tras el triunfo de la revolución comunista liderada por Mao Zedong, China adoptó un sistema económico similar al soviético basado en la planificación centralizada. El gobierno chino impulsó planes económicos como el Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural, que pretendían acelerar el desarrollo económico y social del país. Sin embargo, estos planes resultaron desastrosos y provocaron millones de muertes por hambre, violencia y represión.
- Cuba (1959-actualidad). Después de la revolución cubana encabezada por Fidel Castro, Cuba estableció un sistema económico socialista basado en la planificación centralizada. El gobierno cubano nacionalizó la mayoría de las empresas y los recursos naturales, y estableció un sistema de racionamiento y subsidios para garantizar el acceso a los bienes básicos. El sistema permitió lograr avances en educación, salud y equidad social, pero también generó problemas como la dependencia económica, el aislamiento internacional y la falta de libertades.
Del sistema de economía de mercado …
El sistema de economía de mercado o capitalismo se basa en la propiedad privada de los medios de producción y en la libre competencia entre los agentes económicos en el mercado. Recordemos que el sistema de economía de mercado es aquel en el que las decisiones sobre la producción, el consumo y la distribución de bienes y servicios se basan en la oferta y la demanda, y en la libre competencia entre los agentes económicos. Presenta algunas ventajas indiscutibles, pero también una serie de debilidades. Entre las fortalezas del sistema de economía de mercado se pueden mencionar:
- Estimula la innovación y el progreso tecnológico, ya que los productores buscan mejorar sus productos y procesos para aumentar sus beneficios y competir con otros oferentes. Un ejemplo de esto es el desarrollo de las vacunas contra el COVID-19, que ha sido posible gracias a la inversión privada y a la colaboración entre empresas y gobiernos. Las expectativas de conseguir grandes beneficios a corto plazo incentivó a las grandes empresas farmacéuticas a concentrar todos sus recursos financieros en ser los primeros en la obtención de una vacuna viable.
- Permite una mayor variedad y calidad de bienes y servicios, ya que los consumidores pueden elegir entre diferentes opciones según sus preferencias y necesidades. Un ejemplo de esto es la diversidad de productos alimenticios que podemos encontrar en el mercado, desde productos ecológicos hasta comida rápida. Es el resultado del esfuerzo de los productores por alcanzar a los consumidores ofreciendo alternativas que se aproximen mejor a sus preferencias.
- Fomenta la responsabilidad individual y la libertad de elección, ya que son consumidores y productores los que determinan qué consumir y por lo tanto qué producir, cómo producirlo, según sus intereses y capacidades.
- El mecanismo de asignación de los recursos a través del mercado provee de un sistema de información cuasiautomático a través de los sistemas de precios y rentas.
En lo que se refiere a las debilidades del sistema de economía de mercado, han sido objeto de estudios profundos y grandes discusiones entre economistas. Tanto que ha llegado a convertirse en una rama de estudio dentro de la ciencia económica, la Economía del Bienestar Por su extensión, los trataremos en más profundidad en otro artículo, pero si mencionaré algunas aquí:
- Genera desigualdades sociales y económicas, ya que los ingresos y la riqueza se distribuyen según la productividad, y esa productividad depende mucho del capital que se haya conseguido acumular. Por ejemplo, ¿Qué negocio puede hacer frente a Amazon hoy en día? Amazon ha conseguido acumular capital durante años en forma de maquinaria y desarrollo de tecnología que hoy en día le permiten gestionar los pedidos a una velocidad y coste sin parangón. Le permite alcanzar una elevada productividad que le permite aumentar sus márgenes y reducir sus precios acaparando una parte del mercado y, por tanto, de los ingresos. Hasta un 15% en 2023 como defiende el El Economista en este artículo.
- Provoca externalidades negativas, es decir, efectos no deseados sobre terceros que no participan en el mercado, como la contaminación, el cambio climático o la pérdida de biodiversidad. Un ejemplo de esto es el calentamiento global, que afecta a todo el planeta por las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la actividad económica. Veremos más en detalle sobre qué es esto de las externalidades en este otro post.
- Crea inestabilidad e incertidumbre, ya que los mercados están sujetos a fluctuaciones y crisis que pueden afectar al crecimiento, al empleo y al bienestar general. Estas fluctuaciones y crisis tienen importantes impactos sobre el bienestar de la sociedad. Un ejemplo de esto es la recesión económica provocada por la pandemia del COVID-19, que ha supuesto una caída del PIB mundial y un aumento del desempleo y la pobreza.
¿Con cual nos quedamos?
Difícil decisión. Menos mal que no la tomamos nosotros. Pero si que tenemos algo que decir dado que vivimos en un régimen democrático y con nuestro voto decimos sí a las medidas que los gobiernos toman. Hemos visto que los dos extremos no están exentos de problemas, así que lo más inteligente parece que es optar por alguno de esos puntos intermedios entre ambos. Entre estos dos extremos se ha configurado un amplio abanico de ideologías que priman en mayor o menor medida la equidad o reducción de la desigualdad y que, por tanto, justifican la función correctora de la intervención de Estado en la economía para alcanzar mayores niveles de bienestar en la sociedad, en lo que son llamadas Economías Mixtas de Mercado. La Economía del Bienestar o Economía mixta de mercado parece un intento por combatir los problemas de uno y otro sin renunciar a las ventajas que cada uno tiene.
Como vemos, al final es una cuestión de principios, del sistema de valores que tengamos, ya que básicamente debemos optar por más equidad o más libertad. Si damos mucha importancia a la equidad y reducción de desigualdades, optaremos por un sistema más favorable a la intervención del Estado en la economía puesto que estaremos dispuestos a renunciar a parte de nuestras libertados en pro del beneficio común. Si por el contrario, la libertad individual es una máxima para nosotros, optaremos por sistemas más basados en el mercado y estaremos menos a favor de la intervención del Estado, lo que nos obligará a convivir con las desigualdad. Es un equilibrio que cada uno debe encontrar y, al fin y al cabo, manifestar a través del voto.
En todo caso, los sistemas no son estáticos, todo lo contrario, mutan constantemente para adaptarse al contexto histórico y a las preferencias y valores de la sociedad. Mientras que los defensores de los sistemas de planificación centralizada ven en la equidad un principio rector, los defensores del libre mercado la consideran una cuestión marginal, incluso ven en la desigualdad un aspecto positivo en términos de motivación en pro de la eficiencia.
A modo de conclusión, pongámoslos en comparativo en los aspectos que considero más relevantes para el bienestar social:
- Eficiencia. El sistema de economía de mercado es más eficiente ya que en principio reduce el despilfarro y la escasez. Aunque muchos economistas aluden al gran despilfarro que supone el marketing y la publicidad que llevan a cabo los productores para competir, el sistema de precios y rentas actúa como un sistema de información automático que en otros sistemas requiere de un esfuerzo burocrático importante.
- Libertad. El sistema de mercado permite una mayor libertad de decisión y acción a los individuos, a los agentes económicos. Es un sistema basado en la propiedad privada y eso da, en principio, autonomía para decidir qué hacer. Sin embargo, muchos economistas destacan que, a medida que la riqueza se concentra en pocas manos, estas libertades se ven restringidas porque los precios pueden ser privativos para una gran parte de la sociedad, limitando en exceso la capacidad de decisión y acción.
- Equidad. Aquí la balanza cae del lado de la economía planificada. Mientras que el sistema de mercado no atiende a criterios de equidad, esta es el elemento central de los sistemas de economía planificada. Al menos en principio, puesto que a menudo dichas economías han visto como se formaba una élite privilegiada.
- Impacto medioambiental. Ambos sistemas históricamente han dejado de lado la consideración del equilibrio medioambiental en sus decisiones. Sin embargo, un economía planificada tiene, al menos potencialmente, una mayor capacidad de gestionar esta relación con el entorno puesto que suele recurrirse a planes económicos a más largo plazo que en las economías de mercado que priman los ingresos y beneficios a corto plazo.
Ninguno de ellos es un sistema perfecto ni definitivo, sino que está sujeto a cambios y mejoras. Por ello, es necesario un equilibrio entre el papel del mercado y el papel del Estado, así como una mayor conciencia social y ambiental por parte de todos los agentes económicos para ir modelando el sistema de acuerdo a las necesidades.